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Etapas de la vida financiera

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La vida de una persona va teniendo diferentes necesidades financieras que varían a lo largo del tiempo. La vida financiera del ser humano se desarrolla en sucesivas etapas, cada una con características y necesidades particulares que pueden ser satisfechas por los distintos productos y servicios financieros existentes en el mercado. ¿Sabes en qué etapa de tu vida financiera te encuentras? 

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En una primera etapa que se extiende hasta aproximadamente los 18 años, los gastos son afrontados por los padres o tutores. En este período, la persona define el conjunto de principios fundamentales que incidirán en sus decisiones financieras el resto de su vida. La comprensión de la importancia del ahorro en los primeros años de vida contribuye a generar una conciencia de administración responsable de las finanzas personales.

Alrededor de los 19 años y hasta los 30, los individuos consiguen su primer trabajo y logran su independencia económica. Los trabajadores comienzan a acceder a servicios bancarios que le permiten aprovechar diversos instrumentos financieros de ahorro y de crédito. La persona comienza a conformar su patrimonio adquiriendo sus primeros bienes importantes (ejemplo: automóvil o departamento). El ahorro en esta etapa se orienta a constituir un fondo de reserva de corto plazo, no contando con dinero extra o suficiente para efectuar inversiones complejas o de riesgo.

La etapa que se inicia a los 31 años y se extiende hasta los 45 se caracteriza por un incremento en los ingresos producto del crecimiento profesional. Asimismo, se incrementan los gastos, especialmente los originados en la formación de la familia propia y la crianza de los hijos. Las inversiones se orientan a conformar el patrimonio de la familia, adquirir la vivienda (con fondos propios o financiados con créditos hipotecarios), automóviles y ahorrar para la educación de los hijos.

Desde los 46 y hasta aproximadamente los 55 años, los ingresos se encuentran en el tope de una consolidación profesional. La mayoría de los individuos finalizan la conformación de su patrimonio básico (terminan de pagar hipotecas), comienzan a adquirir activos contrayendo poca deuda (o sin ella) y comienzan a pensar en su retiro. Generalmente en esta etapa, los individuos están dispuestos a tomar algo más de riesgo y diversifican inversiones.

Entre los 56 y 65 años, los ingresos tienden a estabilizarse para luego declinar; a su vez los gastos relacionados con la manutención y educación de sus hijos disminuyen. Las personas consumen algunos productos de lujo orientados a disfrutar, por ejemplo adquieren automóviles más caros, dado que ya tienen sus necesidades básicas cubiertas. La cartera de inversiones en esta etapa tiende a aumentar, producto de un menor nivel de gastos y de un deseo de incrementar el stock de dinero para el futuro.

La etapa que comienza a los 65 años se caracteriza por la disminución de los ingresos. El nivel de consumo dependerá del ahorro pasado y de la renta de las inversiones efectuadas. Asimismo, los instrumentos financieros al alcance disminuyen, por ejemplo se dificulta el acceso al crédito. En esta etapa las inversiones serán conservadoras orientadas a obtener una rentabilidad moderada, resguardando el capital invertido. Adicionalmente se tiene en cuenta la liquidez de las mismas para hacer frente a gastos imprevistos. El consumo está orientado a disfrutar.

 

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